Desde lo más profundo de mi alma, allí donde se guarda el dolor, la decepción, la rabia y el demonio que todos llevamos dentro, y que está deseando salir.
¿Sabes esa sensación, cuando por un momento está todo bien y un minuto después todo ha cambiado? Si reconoces esa sensación, seguro que lo entiendes. Yo lo llamaría decepción.
Podía decir miles de cosas para sacar una sonrisa en un momento de tristeza, pude, y no lo hice. Ahora, nada podrá hacerme olvidar lo que es sentir decepción por alguien. Pero supongo que esto es así, ¿no?
Unos se van, otros vienen y otros permanecen.
Basta ya.
Basta de aguantar frases que no quieres escuchar, basta ya de decepciones, basta ya de ser la persona que más cuida y más daño hace a la vez. Basta ya, joder.
El camino es duro, y sólo permanecen aquellas personas fuertes y luchadoras, que saben llevarte, te comprenden y aceptan con una sonrisa.
¿Los demás? Que os vaya bonito. De verdad. No guardo ningún rencor.
También es duro decir adiós a alguien al que quieres, pero oye, llega un momento que tienes que ser frío, pensar en ti mismo y apartar de ti a los que no se merece estar a tu lado, por duro que sea, o hacerles el camino más fácil a los que intentan irse.
He llegado a la conclusión de que para no tener decepciones. lo mejor es no esperar nada de nadie. Lo que tenga que venir, bienvenido sea.
Hay que ahorrar disgustos innecesarios, que bastante tenemos ya cada uno con lo nuestro.
Tú, que te diste cuenta de mi mirada triste.
Tú, que con un abrazo sabes decirlo todo.
Gracias.
Quizás esperé demasiado de alguien que realmente no merecía mi espera.
He llegado a la conclusión que, a veces, es mejor callar.
Se feliz con quién te haga feliz. Da tu mejor sonrisa a quién está a tu lado, pero no dejes que nadie más se habrá un hueco en la lista de decepciones, y tengas que invitarlo a irse por otro camino.
Se feliz con quien llene tu camino de luz.
Einvisible.
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